Todos los seres han sido nuestras madres – Curso de lama Jampa Thaye
Revisar nuestras representaciones
Debemos el tema de esta enseñanza “Todos los seres han sido nuestras madres” a lama Puntso. Cuando Audrey, la traductora me preguntó por el texto en el que me iba a basar para esta enseñanza, le respondí que, hasta el día de hoy, ningún texto tiene ese nombre, por lo que este curso será una primicia. El fin de semana empezó con estas palabras. No sabíamos a qué atenernos.
De hecho, lama Jampa Thaye ha señalado ciertas de nuestras resistencias frente a este tema delicado para los occidentales. Abrazar la idea de que todos los seres han sido nuestras madres a lo largo de las existencias, supone comprender el proceso de rencarnación, de integrar que la mente no tiene comienzo, de saber que hay una infinidad de seres que, además, están todos unidos entre ellos. ¡Es demasiado!
Ha retomado cada aspecto llevándonos a un recorrido hecho de razonamientos y de citas con el fin de darnos los medios para comprender mejor estas diferentes dimensiones de la realidad. Nada menos, esto nos ha obligado a revisitar nuestras representaciones, a menudo bien arraigadas (si bien no son más que viejas tendencias, las tomamos como reales).
Entre las ideas que hemos revisitado tenemos:
– La conciencia no es una entidad, sino un flujo de instantes de conocimiento.
– El yo es una construcción que no podemos identificar ni en el cuerpo, ni en la mente, ni en el nombre que lleva.
– El mundo es un proceso de constante cambio que no tiene ningún punto de partida y en el que estamos implicados desde siempre.
Tomemos el ejemplo de la conciencia que no es una entidad sino una continuidad: “Todo aparece sobre la base de una condición precedente, explica lama Jampa. Pasa lo mismo con la conciencia. Aparece en base de un momento precedente de conciencia. Hay una interacción con el mundo por medio del cerebro, del sistema nervioso, etc., pero estos no son más que aspectos físicos que, no son ni animados ni sensibles por naturaleza. De esta materia física no puede aparecer nada de una naturaleza diferente como puede ser una conciencia. La conciencia, según Buda, no tiene forma ni sustancia, no puede aparecer únicamente de un elemento físico. Se manifiesta en base a un instante anterior de la misma naturaleza, que no es ni físico ni material”.
Y, más adelante añade: “Es el caso para mí y para todo ser. En lugar de esta entidad rígida que pensamos ser, hay una corriente mental que se manifiesta en cada uno de nosotros. Yo, como todo ser, no soy más que proceso. Es más sabio considerar las cosas de esta manera, en términos de corriente”. En efecto, se trata aquí de uno de los puntos clave del budismo: pensar en términos de continuum o de flujo más que en términos de entidad. A profundizar…
Y, a fin de cuentas: “Cuando decimos que todos los seres han sido nuestras madres, no describimos una relación entre yoes estáticos y rígidos, sino la interacción entre dos procesos, corrientes de seres” A contemplar…
El conjunto, bien argumentado por razonamientos y apoyado por citaciones. Que lo pensemos o no, estas reflexiones suavizan nuestra manera de ver, por poco que estemos abiertos, a proposiciones diferentes a la nuestras.
Una responsabilidad universal
La aproximación budista está fundada en la fabricación en dependencia, ni materialista ni fundada en un dios creador: “Lo que somos se manifiesta en dependencia de otra cosa en base de un funcionamiento que depende del pasado, de nuestros estados mentales, de nuestros vínculos con los demás. El ser que somos hoy ha aparecido en dependencia de todos los vínculos que hemos tejido con los demás en el pasado”.
Sobre esta base, lama Jampa introduce la noción de responsabilidad universal. ¡La perspectiva es, al mismo tiempo, vasta y profunda! El punto de partida es liberarse de las causas del sufrimiento, es la primera enseñanza dada por el Buda. Pero después aparece otra motivación con el mahayana, el gran vehículo. ¿Por qué grande? “Porque la motivación es mayor, hace referencia a la compasión, la clave del mahayana, la responsabilidad universal que emerge en nosotros en relación a todos los seres. No deseamos liberarnos tan solo nosotros, nos sentimos responsables de liberar igualmente a todos los seres. La compasión es el punto central del mahayana”
Por esto, comprender esta frase “Todos los seres han sido nuestras madres” se vuelve la base del desarrollo del amor y de la compasión que son los fundamentos de la mente del despertar. Estos tres aspectos, han sido los que se han explicado en detalle hasta el fin de las enseñanzas. Primero, nuestra comprensión de la naturaleza del mundo es estrecha, ya que está influenciada por la ignorancia y consideramos los seres como entidades independientes, como objetos. Después, a través del estudio y de la reflexión, vivimos menos como entidades separadas; esta nueva perspectiva cambia nuestra mirada, lo que impacta a lo que podemos aportarles y hacer por ellos. Dicho de otra manera, si estamos demasiado cerrados no tenemos sitio suficiente para los seres, ya que el egocentrismo y la preocupación por uno mismo están demasiado presentes. Gracias al entrenamiento en amor y la compasión, vamos a disminuir el poder del interés personal y aumentar nuestra capacidad para ayudar a los demás.
Y después, la presentación del entrenamiento se desarrolla etapa por etapa y comienza por el amor altruista, primero por las personas cercanas, luego por los enemigos y finalmente por todos los seres. Luego llega la compasión, primero por las personas cercanas, luego por los enemigos y finalmente por todos los seres. Por medio de un entrenamiento así, amor y compasión pueden impregnar nuestra mente, pero también pueden llevarnos a un sentimiento de impotencia; “por la meditación sobre el amor y la compasión universales, realizamos la cantidad de sufrimiento experimentado por nuestras madres. Frente a esta inmensa cantidad de sufrimiento, nos quedamos sin respuesta, no tenemos los medios para hacer nada. Es como si este sufrimiento ilimitado de numero de seres fuera aplastante”.
Lama Jampa explica: “De hecho, si miramos a nuestro alrededor, ¿quién tiene la capacidad realmente de realizar el beneficio de los seres a gran escala?
¿Quién ha revelado la sabiduría que percibe los fenómenos tal y como son en su naturaleza y en su manifestación? ¿Quién percibe la producción en dependencia sin distorsión? ¿Quién tiene una compasión que abraza a todos los seres sin discriminación y les percibe como sus madres o sus hijos? La respuesta es el Buda. El que ha disipado todos sus oscurecimientos y ha despertado a la realidad para desarrollar su compasión entre todos los seres. Un buda dotado de sabiduría, de compasión y de poder, es capaz de enseñar el camino hacia la felicidad y sus causas y mostrar la salida del sufrimiento y de sus causas. No hay distorsión en su manera de percibir el mundo y los fenómenos. Su compasión no tiene barreras”.
Nos sentimos felices por el Buda, pero, ¿y nosotros? “Tenemos estas capacidades, ya que las cualidades de un Buda son el resplandor presente en nosotros desde los tiempos sin comienzo. Este resplandor está cubierto de oscurecimientos. Tomamos la resolución de convertirnos en Buda, ya que no existe ninguna otra solución si queremos ayudar a nuestras madres”.
El camino etiquetado, el objetivo del camino planteado: convertirse en Buda por el bien de los demás. Esta frase, a veces abstracta, toma aquí todo su sentido y presencia como un entrenamiento progresivo hecho de reflexiones y meditaciones. La mente del despertar toma cuerpo. Lama Jampa ha explicado también cómo preservar y aumentar esta mente del despertar tan valiosa para todos. Además, hemos definido el tema de su enseñanza el año que viene: la puesta en obra de la mente del despertar a través de la paramita de la generosidad a la sabiduría. El camino continúa.
Puntso, responsable del programa de Dhagpo