Relájense y practiquen con sinceridad – Enseñanzas de lama Jigme Rimpoché
En tibetano no decimos “soy budista”, decimos “me dirijo hacia el interior”. Los cinco días de curso con Jigme Rimpoché han comenzado con esta idea. Conocer lo exterior no es malo, pero dirigirse hacia el interior nos permite no tener que depender del entorno. Mirando hacia el interior, nos damos cuenta de que tenemos que observar el estado de nuestra mente. Será tomando conciencia de estos muchos aspectos, que vamos a cultivar la lucidez. Entendemos entonces que nuestra manera de relacionarnos con las condiciones exteriores es la que crea los problemas. Esta comprensión, nos va a permitir depender menos de las condiciones con las que nos encontramos.
Después, como a menudo durante las enseñanzas, Rimpoché se ha concentrado en darnos las claves, los medios que nos permiten integrar las instrucciones con una comprensión justa. La primera etapa consiste en aminorar la marcha: “Se trata de saber, más que de hacer” El propósito es el de no reaccionar demasiado rápido a partir de lo que hemos oído en las enseñanzas, sino más bien tomarnos nuestro tiempo para llegar a una compresión. Este proceso de integración es el que va a permitir después, poner en obra la enseñanza de manera adecuada.
Volvamos a lo fundamental: la naturaleza del ser humano tiene la capacidad de actualizarlo todo, de realizarlo todo. No puede hacerlo directamente por causa de las condiciones que le limitan. Y Rimpoché insiste: “No hablo de condiciones negativas, ¡sino que limitan!”. Retoma esta idea desde otros ángulos a lo largo de la enseñanza: “No digo lo que hay y lo que no hay que hacer, constato lo que hay, os hablo de las condiciones que hay que reunir y después, a vosotros de ver cómo poner esto en obra”, o incluso: “No os doy una dirección que haya que tomar, sino los elementos para llevar una reflexión con el fin de poder hacer frente a los problemas”. Y para acabar (con esas metáforas un poco desfasadas, pero tan elocuentes): “Nuestra situación no es blanca o negra, categórica, abordarla de esta manera crearía aún más confusión; llevamos a cabo una investigación, un poco como si nos preguntáramos el porqué de que crezca el pelo” La pregunta de echo era esta: “¿Por qué se desarrolla el sufrimiento? ¿De dónde viene, cómo germina y cómo responderle?” Todo ello tenía un aroma a las cuatro verdades de los Nobles.
Nuestra naturaleza humana tiene por tanto trabas, no necesariamente negativas, sino limitantes. Tres oscurecimientos funcionan en inter relación y obstaculiza nuestra claridad natural:
– El oscurecimiento del conocimiento: la identificación de todo aquello que hemos aprendido desde nuestro nacimiento y que nos lo tomamos como una realidad. No que el conocimiento sea inútil, sino al contrario, pero es nuestra manera de cristalizarlo lo que genera la traba.
– El oscurecimiento de las tendencias: las costumbres cultivadas desde hace tanto tiempo que están ligadas al hecho de que somos humanos y nos resultan tan sólidas. Son la causa de muchos de nuestros comportamientos.
– El oscurecimiento de las emociones aflictivas: los procesos emocionales fundados en el apego sutil que se declina en diferentes energías tales como el deseo, la aversión, los celos, el orgullo o la ignorancia. Hagamos lo que hagamos percibimos las cosas a través de este prisma.
Una vez establecido el estado de las cosas, Rimpoché proporciona los elementos que nos permiten cultivar nuestros recursos interiores. El punto de partida es la relajación que nace de una comprensión de nuestro funcionamiento. Mantener el estado de relajación permite que la mente se calme un poco, ella que no para nunca. Se trata en primer lugar de aminorar la velocidad metal para poder empezar a encontrar nuestros diferentes oscurecimientos que no cesan nunca. Al asociarle la meditación, nos permite clarificar la mente, es decir, comprender las condiciones que nos rodean si ser obstaculizados por ellas. Entrenándonos a verlas de manera repetida, nos damos cuenta que los problemas no lo son verdaderamente. Esta conciencia relajada es fuente de estabilidad. Lo que constituye la base para continuar el camino.
En líneas generales estas son las ideas clave de la enseñanza del primer día. Además de las meditaciones guiadas que puntuaron los días, lama Jean-Guy revisaba las enseñanzas de la mañana para poner al día los posibles cuestionamientos y las necesidades de clarificación. Las preguntas se transmiten a Rimpoché. Ha sido así cómo las enseñanzas de los días posteriores se han transformado en preguntas-respuestas. De hecho, muchas facetas del Dharma se han podido clarificar:
– Los pasos a seguir para reflexionar sobre la enseñanza y sobre todo profundizar en el sentido de la impermanencia.
– La manera de comprender la acumulación de las acciones negativas (o que impiden),
– La manera de recitar las oraciones de deseos y su frecuencia, así como el sentido de la bendición,
– La evolución de la meditación para lograr una meditación profunda sin perderse,
– El karma, el velo del conocimiento, la escucha y la reflexión.
Esta antología ha dado como una visión de conjunto del camino. Además, Rimpoché ha concluido: “Gracias por vuestras numerosas y buenas preguntas. He podido así explicar los puntos esenciales que apoyan una práctica y no los aspectos técnicos. Además, sea cual sea vuestra meditación, podéis guardaros en la mente lo que se ha dicho con el fin de obtener el fruto. Según vuestra percepción, podéis relacionaros con lo que se ha dicho y desarrollar la claridad”.
Entre todos los consejos dados a lo largo de los días, uno que quizás puede permanecer en vuestro corazón: “No os precipitéis, manteneros relajados, con los pies en la tierra”. Los maestros del pasado dieron todos el mismo consejo: sentarse, relajarse y ser precisos. Sentirse cómodos, no aferrarse a un aspecto más que a otro. No es fácil ya que las tendencias están ahí, la precipitación, nuestras costumbres a fijas las cosas, todo esto crea mucho cansancio, estrés y a veces desánimo. Pero precisamente, relájense y practiquen con sinceridad
Puntso responsable del programa de Dhagpo.