Primer foro budismo y vida profesional – Pistas, recursos y una continuación
Cruzar comprensiones y experiencias, eso es lo que ha pasado durante el primer foro del Instituto consagrado a la vida profesional. Sí, pero ¿con qué objetivo? El de encontrar, juntos, los recursos para responder a los problemas con los que se encuentran los participantes. El punto de referencia han sido los principios del budismo. Este fin de semana, en el que una treintena de personas ha participado activamente, ha sido dirigido por el grupo Dharmanagement. ¿Dharmanagement? Un grupo de reflexión en relación con Dhagpo Burdeos que, desde hace cinco años reúne ejecutivos y dirigentes de empresas para revisar su actividad profesional a la luz de las enseñanzas budistas. Su perspectiva es la descubrir nuevas claves en la vida profesional.
Lama Jigme Rimpoché ha sido quién ha dado la materia de nuestra reflexión. En varias ocasiones durante el fin de semana, ha venido a responder las preguntas que surgían de nuestras conversaciones. Lo sabemos, Rimpoché nunca da un método clave en mano, de hecho, no es lo que buscamos. El propósito era el de encontrar las pistas que permiten a cada uno, explorar por sí mismo, un proceso que lleve a cuidarse mejor a uno mismo y por tanto a los demás.
Sin embargo, la manera de integrar el budismo en la vida profesional ha sido inequívoca: “La enseñanza de Buda nos permite cultivar un estado mental y no cambiar un sistema externo. Cada profesión tienes sus especificidades, sus competencias, su saber hacer; la idea es cultivar un estado mental alimentado por el Dharma y actuar sobre la base de nuestro conocimiento y competencias profesionales. No hay nada que transformar. El entrenamiento consiste en integrar progresivamente la bondad, abrirnos a la situación del otro y entrenarnos para no reaccionar a partir de las emociones que surgen; esto es lo que nos permite ayudar a los demás tanto como a nosotros mismos. Son conceptos humanos de base. La relajación y la meditación nos ayudan a aplicar esto en nuestra vida diaria”.
En cuanto a la meditación, no nos engañemos: “La meditación le da la capacidad a la mente. Pero cuando hablamos de espacio interior, no se trata de ser ingenuo. Necesitamos ser conscientes y mirar lo que pasa en nuestra mente para reflexionar. Reflexionando en nuestro propio funcionamiento, encontraremos el espacio. Tomamos conciencia de uno mismo y del comportamiento de los demás siendo así como una comprensión nace y como puede tomar lugar una apertura. El espacio del que hablamos nace de una comprensión, de una apertura a los demás y a los problemas que puedes surgir de ello. La meditación proporciona una relajación profunda y claridad. Por esta relajación, sale a la superficie una capacidad: mirar sus propias emociones. La meditación contribuye a ello, pero no es el espacio interno. Se trata de un soporte para cultivar la apertura.
Por supuesto, es la mente del despertar la que funda el enfoque propuesto por lama Jigme Rimpoché. Lo que da la riqueza es la dimensión práctica y concreta en relación con la vida profesional: “No consideremos la impermanencia como una noción a utilizar. Hay que comprenderla en las situaciones importantes con las que nos encontramos. Esta comprensión nos permite identificar la génesis del sufrimiento en nuestra mente y disipar mucho malestar. Es un descubrimiento individual. No es un ritmo a seguir, sino una experiencia para experimentar en nosotros, en situación”.
Cuando hemos abordado las emociones, evidentemente, el orgullo ha suscitado cuestionamientos. “Una manera de definir el orgullo es la identificación con nuestras cualidades, dice Rimpoché. Existe el orgullo general que vive en todos, sea cual sea su situación. Pero está igualmente, el orgullo vinculado a la experiencia, a la posición, a la educación, a la identificación con el conocimiento que hemos adquirido. Este orgullo nos permite trabajar con nuestro conocimiento, nos da el poder de llevar las cosas a buen puerto. Pero como existe una profunda identificación a nosotros mismos, esto influye en la comunicación con los demás. Si no entendemos bien lo que es el orgullo y su funcionamiento, corremos el riesgo de tomar la dirección incorrecta y cometer errores”.
Y, ¿las expectativas? ¿las necesitamos, o no? “A nosotros definirlas. Por muchas razones, hay expectativas que son necesarias. Tenemos que reflexionar e identificar los obstáculos que generan estas expectativas. Al contrario, otras son inútiles y por ellas, todo se vuelve importante y nos aferramos a ello. Una vez que las expectativas justas quedan identificadas, serán la base sobre la que reaccionamos, y para ello nos hacen falta cualidades, una fuerza emocional, etc. Nuestro enfoque consiste en definir los conceptos que seguiremos y en los cuales nos comprometemos”.
Estos son algunos de los reflejos de nuestros intercambios. Nuestro miedo era el de quedarnos aquí: ¡un foro más y se acabó! Pero Rimpoché ha concluido abriendo: “Me siento feliz de que hayáis podido reuniros. Es un buen inicio, de intercambio de ideas y de experiencias. Podéis ver en situación si un proceso así da resultados. Será como una prueba personal sobre la que todos podréis construir un camino y ser benéficos para los demás”. Y así es. No es más que un punto de partida ya que nos hemos dado cita para un nuevo foro el año que viene. Por otro lado, la petición queda hecha de, ocasionalmente, sean organizados en Dhagpo para profundizar en nuestro intercambio, fines de semana de encuentro “budismo y vida pro”. En efecto, además de los aportes de lama Jigme Rimpoché, parece que el simple hecho de intercambiar experiencias y cuestionamientos alrededor de un tema común, con el budismo como luz es, en sí mismo, un recurso.
Puntso, responsable del programa de Dhagpo
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