Dos realidades y tres entrenamientos para el camino del medio – Curso de Thinley Rimpoché

13 septiembre 2019 | Las crónicas del Instituto

Curso de Thinley Rimpoché

Realidad(es)

Pero, ¿para qué puede servir la filosofía budista? Esta pregunta ha cruzado la primera sesión del nuevo ciclo de enseñanzas de Thinley Rimpoché sobre la base del Ornamento del camino del medio, uno de los textos esenciales del budismo compuesto por Shantarakshita (725 – 788). Durante la segunda sesión, este último agosto, otra pregunta se ha presentado como hilo conductor: ¿Qué es la realidad? ¿Hay una verdad? A saber que, en nuestro contexto, realidad y verdad son sinónimos; aquello que es verdadero es real.

La respuesta viene por supuesto de Buda: ¡no hay una verdad, hay dos! Cuando hablamos de realidad, de hecho, hacemos referencia a dos modos de conocimiento de los fenómenos: uno de ellos erróneo y el otro no erróneo. Para expresarlo de otra manera, hay una realidad y dos maneras de aprenderlas: una proviene de la confusión, la verdad relativa, la otra del discernimiento, la verdad última.

Dos realidades y tres entrenamientos para el camino del medio

La realidad relativa, llamada la verdad de los falsos parecidos, es la percepción de la mente en el error. Se trata de nuestra experiencia truncada de la realidad, una experiencia sumisa a los oscurecimientos de la mente. La llamamos realidad porque la experimentamos como tal. Esta realidad no existe más allá de nuestras representaciones, pero podemos utilizarla en función de nuestras percepciones. Por ilusoria que sea la crónica que estoy escribiendo en este ordenador, tiene una eficacia que, al final, os permite leerla. Es la realidad relativa, compuesta o ilusoria. Pero esta verdad esconde otra: la realidad última. Se trata de la realidad que no está sumisa a la confusión y al error, está desprovista de cualquier velo, es nuestra experiencia directa de los fenómenos tal y como son.

Si percibimos las cosas según esta verdad, experiencia directa de la realidad, esto no haría desparecer la crónica, el ordenador o el lector, sino que nos permitirá no dejarnos engañar por su verdadera naturaleza. Lo que nos preocupa en este enfoque es que, no percibimos para nada la realidad relativa como ilusoria y, por otro lado, no tenemos acceso a la realidad última (porque está más allá de las representaciones). Así que, ¿cómo hacer?

Dos realidades y tres entrenamientos para el camino del medio

El ingenio de Buda fue, comenzar desde nuestra experiencia de la realidad relativa, lo que vivimos aquí y ahora, para darnos los medio de liberarnos de ello. Apoyándonos en la realidad de los falsos parecidos es cómo podemos revelar la realidad última, ya que la una esconde la otra. Practicar se vuelve así un camino de revelación a través del discernimiento. Como es la mente perdida la que causa nuestra confusión, es la claridad y la inteligencia de esta misma mente la que puede sacarnos de esta trampa.

Entrenamiento(s)

Hasta aquí, incluso si esto requiere que pensemos y hagamos el esfuerzo de salir de nuestros a priori, esta doble verdad nos permite comprender la naturaleza misma del camino: liberarnos del malestar y de sus causas. Pero Thinley Rimpoché nos ha llevado después, a los meandros de las escuelas filosóficas donde cada una presenta las dos verdades según su propia lógica. Como sabemos, estas cuatro escuelas han nacido de la diversidad de los enfoques de Buda que ha adaptado la enseñanza a las diferentes mentalidades y capacidades de los estudiantes. Sin embargo, todas tienen el mismo objetivo: llevarnos a una experiencia directa de la realidad con el fin de escapar a aquello que es la causa del malestar. Comparten los mismos fundamentos: todos los fenómenos compuestos son impermanentes, la existencia condicionada está caracterizada por el malestar y no podemos encontrar el ser en sí mismo. Con el fin de que esta visión filosófica pueda convertirse en una experiencia personal, se necesita un entrenamiento. El camino se declina en tres entrenamientos llamados “del camino del medio”, ya que evitan siempre los dos extremos.

La ética del camino del medio evita el extremo de la mera búsqueda del placer de los sentidos, un camino que se resume en el consumo, y el extremo que se equivoca sobre la naturaleza de virtud y toma, por ejemplo, es ascetismo como benéfico. Estos dos extremos tienen en común el no permitir que se desarrolle nuestro bien. El camino del medio, en términos de ética, está fundado sobre la causalidad que vincula nuestros pensamientos, nuestros actos y nuestro futuro. Los preceptos que seguimos disipan las aflicciones, son fundamentalmente no perjudiciales. Es una manera de vivir en la que no hacemos mal a nadie, incluido uno mismo.

Dos realidades y tres entrenamientos para el camino del medio

La meditación del camino del medio evita el sopor extremo, una forma de relajación que se limita a la gestión del estrés, y la agitación extrema, una concentración que apunta el rendimiento y se inscribe en la competición para ganar sin el conocimiento de los demás. En el plano de la meditación, el camino del medio establece una calma sin lucha interior, de la que se despliega al mismo tiempo, la claridad y la calidad de la presencia. La combinación de la calma y de la claridad, definen la meditación.

No obstante, la ética y la meditación no puedes ellas solas ser la causa de la liberación. Para alcanzar el bien último, se trata de deshacer el mecanismo que genera la insatisfacción fundada en la distracción. Para disipar la distracción, debemos cultivar un conocimiento que no sea erróneo. El discernimiento del camino del medio evita el extremo de la existencia, el eternalismo que da la impresión que uno mismo y los otros existen verdaderamente, y el extremo de la no-existencia, que nos hace creer que los actos no tienen consecuencias. En el plano del discernimiento, el camino del medio va más allá de la distracción por un conocimiento preciso de la realidad, con el fin de cultivar una aproximación cognitiva que no pase a través de nuestras representaciones, pero que es, directa y no dual.

El camino del medio de los tres entrenamientos nos lleva a no ser engañados por nuestras percepciones, a experimentar la realidad tal y como es, a comprender las dos verdades, tanto por nuestro propio bien como por el de los demás. Estos cuatro días nos han equipado para sumergirnos en el estudio de El Ornamento del camino del medio. Si bien podríamos haber pensado que la filosofía budista nos aleja de la realidad, en verdad, nos acerca a ella.

Puntso, responsable del programa de Dhagpo