Punto de referencia: encontrar el GPS interior

Cuando dejamos la infancia, llegamos a la adolescencia y buscamos nuestro camino. Intentamos entender qué es lo que habrá que hacer más tarde incluso sí no todos los adolescentes tienen este concepto. En sus preocupaciones podemos encontrar contradicciones y experimentar dificultades que nos generan confusión.

Para responder a esta falta de confort lo que puede pasar es que el adolescente que somos, encuentre los métodos apropiados, pero también puede pasar que encuentre los medios que le lleven por direcciones equivocadas. Especialmente cuando aparece, no es la confusión lo que se siente sino más la expresión de una necesidad que a veces hace las cosas difíciles. Puede ser que busquemos relajarnos o distraernos de una manera que nos lleve en la dirección equivocada.

En tanto que adolescente, nos hace falta descubrir y recorrer nuestro propio camino, pero para ello, necesitamos ciertos consejos o instrucciones importantes. Incluso si no llegamos a aplicarlos completamente, no es grave. Por otro lado, nos hace falta conocer e intentar entender estas informaciones ya que va a ser gracias a ellas que, frente a la confusión, a las dificultades, pero también a las alegrías, no nos sentiremos perdidos. No estaremos en el rechazo y en el sufrimiento. Podremos conectarnos a un conocimiento como una referencia que nos ayudará.

Vivimos entre un gran número de seres humanos, ¿cómo elegir nuestra propia dirección? Necesitamos confianza en nosotros mismos para descubrir y recorrer nuestro propio camino. Tomemos un ejemplo que muestre como esta confianza puede tomar otra dirección.

En nuestros días, prácticamente todo el mundo utiliza un GPS para viajar en coche. Sin este aparato ya no sabemos qué camino tomar y no nos sentimos en confianza. Incluso para ir a un lugar que conocemos, ponemos en marcha el GPS. Sin él perdemos la confianza en nosotros mismos. El GPS en sí mismo no es algo malo, pero es un buen ejemplo para mostrar cómo nos volvemos dependientes. De la misma manera, hay veces que nos volvemos dependientes de otras personas. No hablo de personas perjudiciales, sino que puede ser alguien conocido como una estrella, un actor, un filósofo, un político. Puede ser simplemente una persona que conozcamos. Esta actitud no es mala en sí misma, pero nos deshacemos de la confianza en nuestras propias capacidades. Cambiamos de punto de referencia: ya no somos nosotros mismos sino otra la persona a la que vamos a seguir. Haciendo esto, es como si estuviéramos perdiendo nuestro propio discernimiento..
Retomemos el ejemplo del GPS. Al viajar por Francia, conocemos la geografía del país. Sabemos cuál es la dirección de París o de Niza o la de Lyon o de Burdeos. Conocemos las direcciones cardinales, el este y el oeste, el norte y el sur. Vaya, que sabemos ubicarnos. Claro que podemos utilizar el GPS, pero si no funciona sabemos elegir las buenas direcciones ya que tenemos los conocimientos necesarios presentes en la mente. Incluso si el GPS nos lleva por otro camino para evitar por ejemplo un obstáculo, nos daremos cuenta y seremos conscientes de ello. Nuestra mente no depende del GPS. Utilizamos las tecnologías de este tipo, pero eso no nos impide saber dónde estamos, por dónde debemos pasar o qué dirección debemos de tomar. No somos prisioneros de la tecnología ya que tenemos nuestro propio conocimiento e identificación de la situación. A veces, puede que cometamos errores de dirección, pero somos conscientes de ello y podemos remediarlo. Sobre la base de este ejemplo, tenemos muchos temas que están ligados a esta idea. El ejemplo del GPS es el ejemplo de nuestra existencia, nuestra manera de ser, de nuestras condiciones de vida en el mundo.

Adquirir buenos conocimientos

Nos hace falta cultivar el sentido de la observación y guardar algunos puntos de referencia precisos a la mente, ya que es esto lo que nos permite vivir en diferentes entornos sin que por tanto perdamos nuestro discernimiento y nuestra inteligencia.

Primero están los conocimientos que son el fruto de nuestra educación y aquellos que nos transmite el colegio. Esto nos permite adquirir una imagen global de lo que es el mundo. Estos conocimientos adquiridos son tantas referencias, que nos permiten después tomar decisiones por nosotros mismos, sin depender de referencias exteriores. Va a ser nuestra educación la que participe en el desarrollo de nuestras capacidades de inteligencia, en aprender a distinguir las cosas y a discernir aquello que podamos seguir o aquello que debamos evitar. Esta es la base que nos permite elegir cómo nos desarrollamos. Somos por tanto nuestro propio maestro, nuestro GPS interior.

Aprender de los otros

Sobre la base de estos conocimientos, tendremos una forma de observación y de búsqueda de nuestra existencia. A partir de lo que sabemos, observaremos a los otros. Mirando lo que pasa alrededor de nosotros, si somos capaces, elegiremos aplicar las cualidades encontradas en los demás. Y, al contrario, elegiremos no seguir los ejemplos que nos parecen negativos o perjudiciales. Sin educación, sin conocimientos, nos sabemos cómo llevar esta búsqueda y esta observación y no podremos desarrollarnos. Nos sentiremos perdidos en todas las informaciones disponibles y en los ejemplos que se despliegan a nuestro alrededor, como en mitad del desierto sin mapa. Por otro lado, si tenemos conocimientos en economía, en política, en filosofía, ciencias, tecnología, no a nivel profesional sino como cultura general, la observación del funcionamiento de la gente a nuestro alrededor, con sus cualidades y sus errores nos beneficiaran. Sin rechazar a la gente que cometen estos errores, lo que podemos hacer es no cometer los mismos. Así, al paso del tiempo, nuestra comprensión de las cosas se va a incrementar y será benéfica para nuestro desarrollo.
Nos hace falta por tanto observar la manera de vivir de la gente a nuestro alrededor. No se trata de juzgar sino de entender. Los juicios generan otro tipo de problemas… Mientras nos encontramos entre una multitud, miremos cómo reacciona la gente, intentemos comprender: “Si esto no parece que sea demasiado benéfico, personalmente evitaré reaccionar de la misma manera. Pero si, por el contrario, lo que observo me parece útil, intentaré cultivarlo”. Por la observación podemos también desarrollarnos. Evitemos no tener más que un punto de referencia y busquemos por nosotros mismos y así, nuestros descubrimientos estarán llenos de sentido.

Podemos ir al detalle: algunas personas se expresan de manera agresiva, hablan mal, pero su comportamiento no parece malo. Otras personas pueden no parecer malas, pero su comportamiento, sus actitudes lo son. A nosotros hacer la selección. Si intentamos entender por qué su comportamiento nos parece negativo, quizás encontremos las razones. Puede que sea por la droga, o por el alcohol, o esas personas quizás estén bajo la influencia de la fascinación o de una gran cólera. Las causas que empujan a la gente a reaccionar de manera impropia son numerosas. No hace falta por tanto ceder a los juicios pensando que esas personas son malas, sino que más bien es esto lo que debería de incitarnos a no elegir el mismo camino que han elegido ellos.

Así, lentamente, realizamos nuestras búsquedas. Vemos cosas que quizás no entendamos bien desde el principio, pero si continuamos a cuestionarnos el por qué, poco a poco llega el significado. Decidimos así evitar o no ese comportamiento. Si vemos a alguien importante a quién le va bien, podemos preguntarnos: ¿por qué alcanza sus objetivos?, ¿cuál es su actitud?, ¿qué es lo que pone en obra? Sin ello, seremos testigos de buenos logros, de buenos proyectos, con la impresión de que nosotros no podremos llegar nunca. Esto nos perturba. Si profundizamos nuestra reflexión y nuestra búsqueda de seres humanos, podremos ver las causas y las condiciones de lo que viven.

Elegir la buena dirección

En las enseñanzas de Buda se usan muchos términos del tipo de, es cuestión de ética, de conducta justa. El significado es que nos hace falta conducir nuestra existencia de manera apropiada y encontrar cómo mantener nuestra vida en el buen camino. Se trata de recordar los puntos de referencia que llevan a la dirección que queremos tomar o la que no queremos tomar. Este recordatorio es importante, estos dos aspectos deben estar presentes siempre en nuestra mente. Hablamos de situaciones normales, situaciones que no tienen nada de especial.

Tomemos un ejemplo; algunos jóvenes, para probar sensaciones intensas, practican deportes extremos y juegan con los límites. Por falta de conciencia y de prudencia, se sobrepasa el límite y el accidente puede ser grave. Se trata de observar esto de manera abierta, sin juicios. Este tipo de situación nos enseña que, sin un comportamiento adecuado, si no prestamos atención a nosotros, esto nos puede llegar de la misma manera. Observando las causas y las condiciones sin juzgar, no deberíamos de correr riesgos corporales altos como algunos pueden hacerlo. En otras palabras, necesitamos desarrollar una conciencia lucida. Debemos desarrollar esta conciencia, ya que, sin ella, un día podríamos sobrepasar los límites y tener también nosotros un accidente.

 

Tomemos otro ejemplo. Algunas personas bien educadas cometen errores frente a situaciones que al final de cuentas les llevan a encontrarse sin domicilio fijo. Elecciones inapropiadas también podrían llevarnos a nosotros a lo mismo. De nuevo, no juzguemos a estas personas, pero prestemos atención a nuestras elecciones. Algunas personas pueden estar en la cima de la jerarquía de un país y un error puede hacer que caigan de golpe. Hace poco tiempo, hemos sido testigos de este tipo de situación. Un error como por ejemplo el uso incorrecto del dinero, o bien una malversación de fondos puede perjudicar totalmente una carrera, una vida. Un error puede dañar una carrera o hacer caer rápidamente un logro incluso a nivel nacional. Todas estas cosas son importantes ya que pueden servirnos como referencia. Al principio no es necesariamente el caso, pero llegado el caso y en función de las circunstancias, podremos acordarnos de estas situaciones que pueden sernos útiles en nuestra experiencia de vida. Bien sea causa de éxito o en circunstancias de fracaso, la observación de la vida de los otros nos servirá de marco. Así es como todas estas observaciones podrán ser un ejemplo para nosotros mismos.

Búsqueda de causas

Hablamos de la escucha, es decir, de la manera de entender el sentido de lo que pasa en cada situación. Hemos abordado la necesidad de la educación, de adquirir estos conocimientos basados en el estudio, en la lectura o en observación. Sobre esta base, observamos por nosotros mismos nuestro entorno, la gente, nuestro contexto. Simplemente mirar pasivamente las cosas sin conocimiento, no permite obtener muchos resultados. Nos hace falta emprender una búsqueda real sobre la manera en la que la gente vive fundada en la observación y la reflexión. Así, poco a poco, entenderemos las condiciones de su existencia. Esto se volverá así una referencia para nosotros y podremos aplicar las condiciones que darán buenos resultados. Remontando a las causas y analizando los elementos que hacen que las cosas se vuelvan negativas para la gente, podemos intentar evitarlas. Los bebes al nacer son todos buenas personas, pero a medida que crecen hasta que se vuelven adultos, las diferencias emergen, al final de cuentas, constatamos que el estilo de vida puede ser muy diferente. Se trata de examinar que causas llevan a qué tipo de vida, que tipo de ser queremos ser. Esto es bastante fácil ya que nuestro terreno de experiencia está a nuestro alrededor, delante de nosotros.
LA FAMILIA
LOS JÓVENES